Ya sean los sanitarios, los muebles, los complementos, los revestimientos cerámicos, las toallas… el baño se viste de rojo por cualquiera de sus ángulos.
Utilizar el rojo en los revestimientos cerámicos es una apuesta atrevida, ya que no es algo que podamos quitar y poner cuando se nos antoje.
En estos casos, el gresite nos ofrece soluciones decorativas que no llegan a cansar. Pequeñas piezas de un rojo intenso que combinadas con otras blancas aligeran el aspecto del baño sin renunciar al color.
Utilizado en los muebles y combinado con negro, resulta una decoración fría y agresiva, solo apta para los más atrevidos.
En pequeñas dosis y combinado con blanco, a pesar de ser un color atrayente, resulta una estética mucho más relajante.
Siempre nos podemos valer de la combinación con otros tonos para neutralizarlo. En este caso combinado con los beiges y naranjas del revestimiento cerámico de las paredes, el rojo pierde fuerza y brillo, y consigue armonizarse con el entorno.
Es la apuesta perfecta para decorar baños de estética vanguardista. Baños austeros por la cantidad de elementos, en los que cada uno de ellos debe tener una gran fuerza decorativa.
El recurso de utilizar el color solo en los complementos textiles es una de las técnicas más utilizadas. Estos complementos pueden ser sustituidos por otros de otro color cuando nos cansemos, y cambiar por completo la estética de nuestro cuarto de baño.
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Fotografías: Potterybarn, Alfa Cerámica, Trentino, Lasa Idea, Villeroy, Torvisco, Royo Group