A veces vemos cocinas maravillosas en las que es difícil adivinar si en algún momento alguien ha cocinado en ellas, pero eso no ocurre cuando vemos la cocina que hoy os mostramos.
Tengo la sensación de que esa foto está tomada un domingo, con toda la familia en casa dispuesta a pasar una jornada compartiendo momentos, como el de preparar un bizcocho o unas alcachofas que probablemente han cultivado en su propio huerto…
Es una cocina con aires campestres, en la que domina el color blanco y los acabados en madera rozada, pero que bien podría ser la cocina de la casa de cualquiera de nosotros, en la que se cocina a diario porque las dimensiones y la distribución lo permiten. Tiene espacio suficiente para guardar todo el menaje, e incluso unos pequeños estantes junto a la zona de cocción, para guardar en ellos los libros de recetas.
Los complementos textiles de cuadros blancos y azules potencian ese aire cálido y hogareño que emana de este espacio.
En el medio encontramos una gran mesa de madera, ideal para que la familia coma reunida pero también perfecta como superficie de trabajo, para preparar los alimentos, y que incorpora unos pequeños cajones muy prácticos para guardar en ellos los útiles que más utilizamos durante la preparación de la comida.
Fotografías: Lexington