Los sofás son una de las piezas más personales que existen, los que a uno le encantan, a otro le horrorizan, pero no tanto en lo que ha apariencia se refiere como a confortabilidad.
A unos les gustan los sofás rígidos y con respaldos altos en los que apoyar la cabeza, y precisamente el hecho de poder apoyar la cabeza es uno de los factores por los que otras personas declinan la compra de ese mismo sofá.
Lo mismo ocurre con los apoyabrazos, los hay para todos los gustos, los que utilizan el sofá en la posición de sentados suelen optar por apoyabrazos altos, mientras los que acostumbran a tumbarse suelen decantarse por sofás con apoyabrazos más bajos, que les permitan apoyar la cabeza.
Fotografías: Westelm