Origami Paper es un proyecto de Elia Felices Interiorismo. Se trata de un nuevo concepto de papelería, donde los artículos son los protagonistas del “gran salón”. Recrea el interior de una vivienda tradicional transformada en punto de venta. Y en ella se combinan estética y funcionalidad creando un espacio dinámico donde el cliente puede pasear e ir descubriendo cada rincón o sección, con el encanto de encontrarse como en su propia casa.
Origami, entendido como el arte japonés de doblar papel, da nombre a la papelería. La entrada al establecimiento cuenta con un rótulo limpio y sobrio, de fondo negro y letras y logotipo corpóreos en color blanco, rojo y naranja.
La carpintería exterior en cristal deja ver la profundidad y descubrir el elemento más característico del proyecto, figuras de origami en papel cuelgan del techo formando mallas uniformes a lo largo del local.
El mostrador destaca por su revestimiento en tela de fieltro retro-iluminado que aporta un toque de color rojo intenso. Se convierte así en una gran piscina de luz de acabado cálido, un mural de pintura artística visible desde el exterior, que surge tras el mostrador combinando el azul led, el rojo y el marrón-cartón sobre fondo negro, y generando una composición de grandes figuras de origami.
Aparte de estas notas de color puntual, el blanco impera en todo el espacio, dejando que el producto llene el ambiente de distintas tonalidades. El pavimento es de parquet y todo el mobiliario en madera blanca mate. De esta manera, destaca el azul difuminado que se desprende del techo y los elementos de distintos matices de la zona de escaparate y caja.
El producto se ha expuesto en sets repartidos a lo largo del local donde cada pieza funciona como módulo independiente. Para conseguir la sensación de casa proyectada se han utilizado estantes, escritorios, armarios y sillas. También dominan el fondo de espejo y flexos de luz para crear un juego de reflejos que multiplican el espacio.
Siguiendo la forma del local, la distribución de los expositores a lado y lado, aportan al proyecto una visión en secuencia del producto y facilitan la circulación por las distintas zonas de exposición y venta.
Una gran mesa central ubicada al fondo de la tienda compone el salón. Con sus elementos de menaje, los artículos parecen los alimentos servidos para la comida, y las lámparas de sobremesa aportan elegancia y calidez al espacio.
Por último, encontramos el despacho del estudio gráfico. Queda a la vista del cliente, y enclavado al final de establecimiento, tras un cristal y un gran espejo que esconde la zona de baño y almacén. De esta forma, los consumidores que contraten un servicio, pueden tener contacto directo con el papel y demás materiales ofertados, disponibles en la tienda.
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Publicado el: 29-10-2010