Con la llegada del otoño tenemos que adaptarnos a pasar mucho tiempo en espacios interiores. Los niños sufren especialmente los efectos de la falta de luz natural, una fuente de salud que mejora su estado de ánimo y favorece la concentración.
El ojo humano convierte la luz del día en impulsos eléctricos que estimulan la producción de serotonina, una sustancia esencial para el bienestar emocional de los niños.
Durante el verano, un niño pasa más de la mitad del día disfrutando del aire libre, pero al llegar el invierno esa exposición se reduce de forma exponencial, y en ocasiones los pequeños empiezan amostrar apatía, falta de concentración, cansancio… en estos casos aumentar la exposición a la luz solar puede ser la mejor medicina.
La luz natural es una fuente vital de energía para los seres humanos.
Cuando estamos expuestos a mucha luz natural tenemos una sensación general de bienestar, porque la luz natural tiene la capacidad de regular el ritmo circadiano de nuestro organismo, que controla la calidad de nuestro sueño y el estado de vigila.
La ciencia ha demostrado también una clara influencia de la luz natural en la mejora del rendimiento académico, al estimular la producción de endorfinas en el organismo, lo que favorece la concentración.
Por ello es muy importante potenciar la entrada de luz natural en todas las habitaciones del hogar, pero especialmente en las zonas de estar y en las habitaciones infantiles.
Información e imágenes: Velux
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Publicado el: 14-11-2011