Tímidamente los salones de nuestras casas comienzan a abrirse al buen tiempo, al sol y a las altas temperaturas.
Las ventanas han dejado de ser un cristal a través del que ver el mundo, para convertirse en un agujero en la pared por el que se cuela la brisa y los primeros rayos del sol.
En este salón se ha optado por una decoración en tonos claros y materiales naturales. La madera se ha encargado de vestir además de suelo, la estructura de los muebles, contrastando en color y forma con las tapicerías.
Los textiles muestran estampados florales y colores primaverales muy suaves, una combinación que resulta muy fresca y elegante para un salón como este, a caballo entre el interior y el exterior.
La mesa de centro es un elemento muy ligero. Apenas una estructura de forja sobre la que se apoya una superficie de madera que puede utilizarse como bandeja.
Fotografías: Potterybarn