Vivimos En un país con una arraigada y extraordinaria costumbre, la siesta. Es por eso que en muchas viviendas se adecua el espacio del salón a este fin y los sofás incorporan piezas como la chaise longue, que nos proporcionan un espacio en el que disfrutar más cómodamente de este pequeño placer.
Las camas de día son otra posibilidad, quizá más cómoda que la chaise longue. Su diseño se adapta perfectamente al ambiente de salón, convirtiéndose en un perfecto sofá cuando no lo usamos con la finalidad de dormir.
Estas camas se convierten en un pequeño refugio de intimidad, en ese pequeño rincón que nos acoge durante unos minutos tras disfrutar de la comida.
Este tipo de camas se convierten también en un improvisado dormitorio de invitados cuando así lo necesitemos.
Son muy adecuadas también en dormitorios infantiles, ya que suelen alojar otra cama en la parte baja, o grandes cajones contenedores que podemos usar para que los pequeños guarden sus sujetes.
Fotografías: Potterybarn