La calefacción radiante ha pasado de ser algo casi desconocido en las viviendas de nuestro país, a extenderse por muchas casas. Las ventajas de este sistema son muchas y muy evidentes, desde la confortabilidad que supone, hasta las mejoras en cuanto a decoración y el ahorro energético. En este reportaje vamos a dar un buen repaso a los distintos sistemas, sus ventajas e inconvenientes, el gasto y ahorro de consumo con respecto a otras soluciones y lo que nos puede costar instalar una calefacción de este tipo.
Aunque el nombre más habitual que recibe este sistema es el de suelo radiante, hoy día esta denominación se ha quedado un poco corta. El suelo es la superficie habitual para instalar la calefacción radiante, pero actualmente también se puede colocar en paredes y techos. De hecho, los falsos techos son la zona más recomendada para instalar este sistema; como el calor se emite por radiación y no por convección (como en los sistemas habituales), no hay problema en colocarlo en el techo ya que se irradia por igual a todas las partes de las estancias. Además, si instalamos los tubos o hilos por el techo podremos colocar cualquier tipo de suelo, independientemente del material, y las averías serán mucho más fáciles de reparar.
TIPOS DE SISTEMAS
Básicamente, los dos sistemas de calefacción radiante son el eléctrico y el que funciona mediante calentamiento de agua.
Hilo radiante eléctrico
Consiste en un cable-resistencia que se conecta a la red general de suministro eléctrico. Este cable se calienta para aportar calor al ambiente. Para conectarlo a la red, el sistema debe partir de una caja de registro, conectada a su vez con un diferencial propio en el cuadro de distribución. En el sistema también hay limitadores de temperatura y central de carga. Para este sistema es aconsejable contratar la tarifa nocturna, que supone un importante ahorro; también se recomienda instalar un termostato suelo+ambiente.
Ventajas: la calefacción radiante eléctrica consume menos electricidad que los radiadores, es más discreta (invisible), más ecológica y no requiere ningún mantenimiento.
Como inconvenientes, podemos señalar que requiere una obra considerable (si la casa está ya construida) y su consumo es alto. Una primera vivienda de 80 m2 aproximadamente, situada en el centro de nuestro país y con tarifa nocturna contratada puede generar un gasto en calefacción de alrededor de 80 € mensuales.
Calefacción radiante por tubos
Cuenta con una caldera de gas, gasóleo, propano, etc., o bien con una instalación de paneles solares térmicos, que calientan el agua que circulará por los tubos, llevando el calor a las estancias. Como el agua sólo ha de calentarse hasta alcanzar unos 40-50ºC, el ahorro energético es muy importante, llegando a suponer entre un 40 y un 60% menos que para un sistema similar con radiadores. Para alimentar estos sistemas se aconseja la instalación de una caldera de baja temperatura o de condensación; actualmente existen subvenciones para instalar este tipo de calderas.
Las ventajas son muchas: el calor es agradable y confortable, no hay radiadores vistos, se ahorra mucha energía, desaparecen las alergias al ser calor seco y las calderas normales pueden adaptarse para alimentar el sistema.
Por otra parte, también tiene inconvenientes: la inversión inicial es muy importante al tratarse de sistemas caros; si la vivienda está construida, hay que levantar mucha superficie; algunos suelos como la tarima de madera o laminados no son aconsejables (al ser malos conductores del calor); las averías son complicadas de localizar y de arreglar; precisa de mantenimiento anual y supone una subida del pavimento de unos 8-10 cm.
Suelo radiante por energía solar
Las viviendas que cuentan con paneles solares térmicos, encargados de aportar ACS (agua caliente sanitaria) y en su caso, calefacción, tienen su mejor rendimiento con sistemas de suelo radiante por tubos. Esto es así porque este tipo de calefacción, como hemos indicado, requiere una temperatura baja (entre 40 y 50ªC) para calentar el agua. De esta forma, los paneles solares resultan suficientes para aportar dicho calor, cuando probablemente no lo serían para alimentar radiadores.
Precios de las instalaciones
Además del coste del sistema en sí, y en el caso de la calefacción por tubos, de la caldera, hay que considerar el precio de la obra. Si vamos a hacer una reforma importante en la vivienda o está en proceso de construcción, es mucho más rentable instalar este tipo de sistemas de calefacción.
Para un piso de unos 100 m2, instalar calefacción por suelo radiante eléctrico sale por unos 4.000 €. Si lo que queremos es un sistema por tubos de agua caliente en el suelo, deberemos sumar la red de canalizaciones, la caldera de baja temperatura o condensación y el vertido de la solera de mortero (sin contabilizar el suelo definitivo), lo que nos da un total de entre 6.000-8.000 €. El suelo radiante también puede servir para climatizar estancias; una bomba de calor añadida sale por unos 1.200 € más.
Imágenes: RadiantSteve, Schoonover Plumbing and Heating, Ecoplanet Solutions.
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Publicado el: 27-10-2010 | Autor: Marta Sánchez